jueves, 24 de septiembre de 2015

En tu risa

Y es que madre mía, cometí el error de mirarte mientras sonreías. Fue algo fugaz. Un instante que se repite en modo bucle cada uno de mis días. 
Malditos ojos curiosos.
Yo no quería intercambiar mi corazón por tu sonrisa, no, ni siquiera sabia del trueque. Tú tampoco claro. 
Pero si que fue mi culpa observarte a escondidas, lo hice adrede y creo, que una parte de mi sabia de antemano lo que iba pasar. Se quedo muy callada, apremiando hasta ese fatídico momento, donde dio un grito de euforia que provoco el infarto de este asustadizo corazón. 
Es un caso perdido al fin de al cabo. Una de esas situaciones o personas inevitables que trae el destino pensándose viento, dando escalofríos, erosionando y dando nuevas formas a nuestros sentimientos.
Que frío hace.
¿Soy yo la que tirita o todo tiembla a mi alrededor? Solo se que has dado una carcajada, ,la oigo lejana. Muy lejana. Demasiado. 
Sigues riendo y todo comienza a desmoronarse. Quiero acompañarte en esa hazaña. Quiero salir de estas murallas que ya no dan refugio. Quiero encontrarlo en la calidez de esa mueca alegre que haces con tu boca, ser su dueña y hacerla surgir siempre que se me antoje. Porque soy egoísta y te quiero, te quiero para mi. 
Y es así, lo dejo todo si luego tú eres todo lo que tengo. Haz que cese entonces esta larga tempestad. Se el verano en cada una de las estaciones, que si nieva, no será porque este cuerpo congelado este llorando, sino porque simplemente fuera, es o ha llegado el invierno.



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